Los tornos estándar tienen un cabezal en el que se coloca la pieza y se mecaniza con herramientas de torneado o fresado. Para poder mecanizar la pieza por completo (incluida la parte "trasera"), hay que volver a encajarla a mano, un proceso en el que a menudo se cometen errores en detrimento de la precisión de la pieza. Al utilizar máquinas con contra cabezales, este proceso se automatiza, lo que permite alcanzar un nivel de precisión mucho mayor. Estos contra cabezales recogen la pieza del cabezal principal con precisión de posición, de modo que se puede mecanizar completamente en una sola máquina. El operario puede programar simplemente la recogida de la pieza con ShopTurn en un ciclo. Si no se dispone de ShopTurn, la sincronización debe programarse mediante código G.