Cómo es que el poder del IoT hace realidad y posible las ciudades inteligentes

Desde el punto de vista energético, las ciudades son grandes consumidores de recursos. Son extremadamente buenas para optimizar el consumo per cápita debido a su alta densidad de población.

 

Sin embargo, esto no será suficiente para que la descarbonización funcione. En un mundo cada vez más impulsado por energías renovables, la infraestructura de las ciudades debe volverse inteligente e interconectada; no solo para disminuir aún más el consumo de energía y reducir las emisiones de carbono, sino también para brindar más flexibilidad a la red eléctrica. Además, la tecnología inteligente tiene el potencial de hacer que las ciudades sean más habitables, resilientes y seguras.

Conectando islas de información

Durante mucho tiempo, los diferentes sectores de infraestructura se han gestionado por separado.

 

Incluso en la era de las TIC, los datos se han recopilado y almacenado en silos. Las ciudades inteligentes ahora buscan combinar los datos de diferentes sectores y hacerlos accesibles en la nube, creando así ecosistemas que llevarán la digitalización en las ciudades al siguiente nivel y permitirán nuevas formas de hacer uso de los datos.

 

¿Cómo es esto posible?

 Uno de los ejemplos más impresionantes hasta la fecha es el proyecto Expo 2020 Dubai. En un área de 4,38 kilómetros cuadrados, un sistema operativo IoT basado en la nube está recopilando datos de más de 130 edificios y más de 200.000 puntos de datos. La información que genera se utiliza para la gestión integrada del sitio, incluida la energía, la seguridad, la gestión de residuos, el riego, así como la calidad del aire interior y exterior y la carga de eMobility. Esto permite un control holístico de todos los aspectos de la infraestructura.

Redes inteligentes para reducir los picos de demanda

En la ciudad inteligente del futuro, los edificios se convertirán en una parte activa del sistema energético. Esto solo es posible cuando las redes eléctricas convencionales se combinan con redes de datos o, en otras palabras, cuando se vuelven inteligentes.

 

Esto se ha aplicado, por ejemplo, en un proyecto piloto de una compañía eléctrica canadiense junto con Siemens, que exploró el potencial del uso inteligente de las infraestructuras de energía eléctrica en el sector residencial. En el proyecto, NB Power cambió con éxito los picos de carga de calefacción mediante la gestión de termostatos inteligentes y calentadores de agua.

El proyecto demuestra cómo la infraestructura de calefacción residencial existente se puede integrar en una red inteligente y que puede desempeñar un papel activo para proporcionar más flexibilidad a la red, lo que será un requisito previo para la transición hacia un futuro más verde.

Cuando los edificios y los coches hablan de electricidad

La electrificación de la movilidad no solo se considera clave para la descarbonización, sino que también promete mitigar otros dos grandes problemas de las grandes ciudades: el ruido y la contaminación atmosférica.

Ya se han implementado con éxito los primeros proyectos de electromovilidad a gran escala. La metrópoli de Shenzhen, China, por ejemplo, logró electrificar su flota de autobuses de 16.000 efectivos. Como otras ciudades y megaciudades ya están siguiendo o seguirán su ejemplo, los depósitos con infraestructura de carga nocturna para algunos cientos de autobuses o vehículos comerciales se convertirán en una característica común de las ciudades del futuro, sin mencionar el creciente número de autos eléctricos de propiedad privada.

 

Esta tendencia va acompañada de una demanda creciente de electricidad, lo que ejerce una presión adicional sobre la red. Sin embargo, con las redes inteligentes y la tecnología de carga inteligente, esta supuesta desventaja puede convertirse en una ventaja: ya en la actualidad, la carga inteligente permite administrar el momento óptimo para cargar vehículos eléctricos. Esto permite, por ejemplo, aprovechar al máximo la producción pico de las plantas fotovoltaicas al mediodía.

 

Sin embargo, para que la eMobility funcione, no será suficiente simplemente poner puntos de recarga. Será necesario considerar toda la oferta y la demanda de energía, que abarque la generación renovable, la integración del almacenamiento y el potencial de carga en el lugar. Las estaciones de autobuses, por ejemplo, se diseñarán mejor como microrredes inteligentes, convirtiéndose así en infraestructuras inteligentes.

Las estaciones de carga privadas, corporativas y públicas para automóviles eléctricos también tendrán que volverse inteligentes, ya que deberán comunicarse entre sí y con diferentes sistemas backend, p. sistemas de gestión de edificios. Cuando los cargadores hablan con los edificios y, por lo tanto, tienen en cuenta la demanda de energía de los edificios y los vehículos eléctricos, es posible evitar la sobrecarga de la infraestructura y evitar, por ejemplo, tarifas de precios máximas excesivas.

 

Casos como Expo 2020 Dubai, el proyecto de red inteligente de NB Power y varios proyectos de eMobility en todo el mundo demuestran cómo, gracias a la tecnología inteligente, diferentes sectores de infraestructura están convergiendo en ecosistemas digitales. Este proceso no es un fin en sí mismo. Contribuye a resolver algunos de los desafíos más urgentes de la actualidad.