Ser mejor: Mi viaje personal
Siento que comenzar un nuevo rol es como emprender un viaje, una nueva aventura. Hay cosas impredecibles por delante: algunas pueden ser buenas, otras no tanto. Pero quien viaja contigo también tiene que ver en tu experiencia. Y dado que seremos compañeros de viaje en mi nueva aventura como Chief Diversity Officer, quiero compartir un poco sobre quién soy y cómo veo el mundo.
Crecí en Puebla, México, mis padres nos criaron a mi hermano, a mis hermanas y a mí con la idea de que algún día tendríamos que cuidar de nosotros mismos. "No hay príncipe azul", decía mi madre.
No recuerdo haber pensado que las personas fueran ricas o pobres simplemente por la cantidad de dinero que tenían. "Riqueza" tenía un significado diferente para mí.
Mi padre, gracias a su trabajo, pasó de ser muy pobre, a ser el médico más respetado de nuestra comunidad. Cuando falleció, hace algunos años, mucha gente se acercó a mí en su funeral para decirme “tu padre me salvó la vida” o “gracias a tu padre pude tener hijos y una familia”. Eso definió para mí lo que significa tener una vida rica: ser capaz de contribuir con algo significativo para tu sociedad.
Cuando me preguntaron en el jardín de niños qué quería ser de grande, mi primera respuesta fue: cajera en el supermercado; años más tarde, quería ser astronauta y más tarde, en la secundaria, quería ser Marie Curie. Cuando supe de ella, la primera mujer en ganar un Premio Nobel de Física, más tarde en Química, literalmente cambió algo dentro de mí. Su viaje inspiró el mío y terminé estudiando física y matemáticas para obtener el título en Ingeniería Electrónica en la universidad. Me gustaron las fórmulas y la lógica utilizadas para comprender el mundo que me rodea.
Siendo una de las seis mujeres en una clase de 100 hombres, me llevé bien y trabajé con hombres sin ninguna dificultad. Aprendí a pedir ayuda y no tener miedo de preguntar. A veces se necesita valor para ser uno mismo y no avergonzarse de lo que no sabe, además de tener curiosidad por aprender algo nuevo. Esta actitud me ha ayudado toda mi vida.
Había muchos estudiantes ricos en mi universidad; yo no era uno de ellos y ese sentimiento de ser diferente, excluido, a veces ignorado, nunca me ha abandonado. Parte de mi misión personal es ser empática y escuchar las voces que no siempre tenemos la oportunidad de escuchar. Escuchar significa "me importa". Escuchar significa “lo que dices tiene valor”. Escuchar significa "te respeto".
Cuando me gradué, tuve que conseguir un trabajo. Me puse mi ropa “de profesionista” y toqué la puerta de Volkswagen de México en la ciudad de Puebla. El guardia de seguridad me dijo que solo podía entrar con una cita. Hablé con él lo suficiente como para convencerlo de que me dejara entrar y me diera el nombre de una persona que podría estar contratando. Así fue como ese mismo día conseguí mi primer trabajo.
Ese día aprendí algo que nunca olvidaré: cuando crees en algo lo suficientemente fuerte, puedes convencer a cualquiera.
Así fue como abrí una puerta que abriría muchas otras en mi carrera. Unos años más tarde, mi siguiente puesto en Volkswagen me llevó a Alemania. Estuve en Berlín como estudiante de intercambio cuando tenía 15 años, así que ya sabía el idioma y me sentía cómoda con la gente. Nada puede prepararte mejor para el mundo que viajar y vivir fuera de tu propia cultura. Te obliga a tener nuevas perspectivas, sentirte cómodo con la incomodidad y aprender cometiendo errores. Esas son algunas de las mejores formas de crecer.
En este punto, mi esposo, Bernardo (¡después de todo sí encontré a mi príncipe azul!) recibió una oferta de trabajo en Detroit en los Estados Unidos. Nuestra relación siempre se ha basado en la comunicación y en ayudarnos a crecer. A veces yo lo seguí a él en su trayectoria profesional, y a veces él me siguió. Y luego, cuando nos convertimos en padres, continuamos compartiendo responsabilidades, pero sobre todo hemos estado allí para apoyarnos mutuamente.
Y claro, sé que ese estilo de vida no es para todos y sigo pensando que la mitad de mis amigos y familiares en México realmente no entienden a qué me dedico o qué me motivó a irme. Pero mis dos hijas, de 15 y 20 años, lo entienden. Ellas ven perfectamente normal tener ambiciones, luchar por lo que quieren y a nunca limitarse en ninguna forma.
En Detroit, en lugar de trabajar en mi área tecnológica de especialidad, me vi forzada a trabajar más de cerca con los clientes, fuera de mi zona de confort. Lo que ahí aprendí resultó ser la mejor inversión de mi vida: aprendí a adaptar la tecnología a las personas y no al revés.
Cuando entré a la familia Siemens como Chief Cybersecurity Officer en 2018, tuve el privilegio de escuchar hablar a Janina Kugel, entonces Chief Diversity Offcier y Chief Human Resources, en una conferencia de liderazgo de mujeres. Esa noche me fui a casa y pensé: “Me encantaría llenar esos zapatos algún día. Este es un trabajo en el que podría marcar la diferencia a otro nuevo nivel ”.
Y mi sueño se ha hecho realidad. Desde mayo de 2020, soy Chief Diversity Office (CDO), además de seguir siendo Chief Cybersecurity Officer. Por primera vez en mi vida profesional, siento que ambos lados de mi personalidad finalmente obtienen el mismo tiempo. Ahora estoy en una posición donde puedo dar y contribuir plenamente de manera integral.
Como pueden ver la diversidad es parte de mí, pero también es parte de todos nosotros: todos somos maravillosamente únicos y nuestra propia diversidad como individuos es necesaria en nuestra sociedad. Creo firmemente que la diversidad de opiniones, antecedentes y perspectivas son saludables. Saludables para las empresas, los equipos y su vida personal. Pero la diversidad es solo una cara de la moneda: la inclusión se trata de crear un ambiente seguro para ser nosotros mismos, escuchar y potenciar el amplio espectro de voces que a menudo se ignoran y merecen ser escuchadas, integradas y amplificadas. La inclusión consiste en asegurarnos de que todos disfrutemos de un sentido de pertenencia, tanto en nuestra vida personal como en nuestra vida profesional. Me preocupo profundamente por esto y estoy totalmente comprometida a contribuir en este espacio a medida que avanzo en mi viaje como CDO.
Mis padres siempre me decían “sé la mejor”. Sin importar lo que decidiera hacer o ser, "sé la mejor en eso" me decían.
Con los años, he reemplazado la idea de "la mejor" por "ser mejor".
Es un pequeño detalle pero hace una gran diferencia porque significa que el objetivo aún no se ha alcanzado. Tienes que mantenerte activo, esforzarte para lograr más, trabajar más duro, ir más allá y nunca conformarte con el status quo.
Es por eso que estoy totalmente comprometida todos los días para ser una mejor CDO, una mejor colega, una mejor esposa, madre, amiga, un mejor oyente, líder y ser humano. ¡Sé mejor, todos podemos!